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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.17  supl.1 Olavarría mayo 2016

 

ARTÍCULOS

Catalogación y contextualización cronológicoestratigráfica de los bienes culturales prehistóricos del Parque Nacional Santa Teresa

 

Andrés Gascue, Jorge Baeza, Marcelo Fleitas, Noelia Bortolotto y Johana Gómez

Andrés Gascue. Universidad de la República, Centro Universitario Regional Este (CURE). Tacuarembó s/nº entre Av. Artigas y Aparicio Saravia, Maldonado, Uruguay. E-mail: andresgascue@gmail.com
Jorge Baeza. Universidad de la República, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE). Magallanes 1157, Montevideo-Uruguay. E-mail: edithma007@hotmail.com
Marcelo Fleitas. Universidad de la República, FHCE. Magallanes 1157, Montevideo, Uruguay. E-mail: mhorusf@gmail.com
Noelia Bortolotto. Universidad de la República, CURE. Ruta 9 esq. Ruta 15 s/nº, Rocha, Uruguay. E-mail: noeliabortolotto@gmail.com
Johana Gómez. Universidad de la República, FHCE. Magallanes 1157, Montevideo, Uruguay. E-mail: jgtrincabelli@gmail.com

Recibido 26 de mayo 2014.
Aceptado 29 de julio 2015


RESUMEN

Se presentan datos obtenidos por el proyecto "Gestión Integral del Patrimonio Cultural Prehistórico del Parque Nacional Santa Teresa", correspondientes a las etapas de catalogación de los bienes culturales prehistóricos y excavación de dos sitios arqueológicos (La Moza y Antena). Mediante las actividades de prospección se identificaron y mapearon 24 sitios arqueológicos que se emplazan en distintas unidades del paisaje: línea de costa, microcuenca de la laguna de Peña y zona alta. Los datos recabados tanto en la prospección como en las excavaciones han contribuido a profundizar el conocimiento de las sociedades prehistóricas litorales desde el punto de vista cronológico y de su adaptación a estos ambientes. Asimismo, la información obtenida en campo ha permitido realizar una valoración patrimonial de los sitios arqueológicos identificados, de suma utilidad para el diseño de futuras estrategias de protección, conservación y difusión de estos bienes culturales.

Palabras clave: Uruguay; Prehistoria costera; Catalogación; Cronología; Conservación.

ABSTRACT

Catalogue and chrono-stratigraphic context of the prehistoric cultural heritage from Santa Teresa National Park

Here we present the data gathered in the project "Gestión Integral del Patrimonio Cultural Prehistórico del Parque Nacional Santa Teresa" (Integral management of the prehistorical cultural heritage of Santa Teresa National Park), corresponding to the survey of the prehistorical cultural assets and to the excavation of two archaeological sites (La Mozaand Antena). Through exploration activities, 24 archaeological sites were identified. They are found in diverse units of the landscape: coast line, Peña lagoon microbasin and elevated zone. All the data gathered in the exploration and in the excavations allowed to deepen the understanding of the ocean coast prehistorical societies from the chronological point of view, as well as of their adaptation to those environments. Moreover, this has allowed the assessment of the value of such heritage, which will be very useful to future design policies of protection, conservation and popularization of those cultural assets.

Keywords: Uruguay; Coastal prehistory; Cataloging; Chronology; Conservation.


 

INTRODUCCIÓN

El Parque Nacional Santa Teresa (en adelante, PNST) se localiza sobre la costa atlántica, en la región Sureste de Uruguay (departamento de Rocha), a 40 km del límite con Brasil (Figura 1). En dicho Parque Nacional, de aproximadamente 1000 ha (actualmente destino turístico de ca. 30.000 visitantes anuales), los atractivos culturales y naturales se multiplican, como por ejemplo, la Fortaleza de Santa Teresa, construida entre 1762 y 1775, testimonio de las pujas entre España y Portugal por estos territorios, decenas de yacimientos prehistóricos, cuatro arcos de playa, diferentes caminos internos, flora y fauna exótica y autóctona, entre otros. La arqueología del litoral atlántico uruguayo ha sido construida como un objeto de estudio en sí mismo, dentro del esquema de "regiones arqueológicas" (López Mazz y Gascue 2007). Este artículo tiene como objetivo integrar al PNST, con escasos antecedentes bibliográficos hasta la fecha, a la región arqueológica litoral atlántico en particular, y al contexto prehistórico del Cono Sur sudamericano en general. Se describen algunos resultados del proyecto "Gestión Integral del Patrimonio Cultural Prehistórico del Parque Nacional Santa Teresa", entendiendo la gestión integral del patrimonio como una cadena interpretativa (Criado 1996) que implica descubrirlo, catalogarlo, significarlo como producto histórico, protegerlo, valorarlo como patrimonio, revalorizarlo como recurso cultural y hacerlo accesible al público (Amado et al. 2002).


Figura 1
. Carta arqueológica del Parque Nacional de Santa Teresa (Base Servicio Geográfico Militar; cartas digitales B24 y B25) .

En esta oportunidad se presentan datos correspondientes a las etapas de catalogación de los bienes culturales prehistóricos y a la excavación de dos sitios arqueológicos (La Moza y Antena). Por un lado, los inventarios y catálogos de bienes culturales son instrumentos que posibilitan una gestión patrimonial eficaz como unidad de acción para su tutela (Gianotti et al. 2005); y por otro, la información referente a la contextualización cronológica y estratigráfica de las ocupaciones humanas en la zona y de los artefactos contenidos en los sitios contribuye enormemente a significar a dichas ocupaciones como producto cultural, así como a generar conocimiento científico prehistórico.

ANTECEDENTES

El primer antecedente para el PNST se remonta a 1915, cuando Carlos Maeso (1977) describió un yacimiento prehistórico superficial en las inmediaciones de la fortaleza. En 1951, el Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay publica Civilización del Uruguay: aspectos arqueológicos y sociológicos 1600-1900, de Horacio Arredondo. En este libro, el autor realiza una aproximación general al conocimiento de la prehistoria uruguaya de su tiempo, y en él resume sus treinta años de trabajo en el litoral oceánico y zona lacustre del país limitada por el río Cebollatí y por la laguna Merín. Sus actividades se centraron en investigar los sitios prehistóricos, así como también en la reconstrucción de la Fortaleza de Santa Teresa y del Fuerte San Miguel con el objetivo de rentabilizar estos bienes a través del turismo (Arredondo 1943, 1955). En relación con los sitios arqueológicos prehistóricos, este trabajo reúne los resultados de sus investigaciones, que abarcan datos del medio geográfico, caracterización de los sitios y del material hallado en estos. A su vez, basado en la evidencia tecnológica (procedencia de materias primas líticas), plantea una hipótesis de movilidad estacional de los grupos prehispánicos en el eje costa-lagunas, retomada posteriormente por algunos investigadores (López Mazz 1994, 1995, 2001; López Mazz e Iriarte 1995, 2000). En la década de 1970, investigadores del Centro de Estudios Arqueológicos realizaron los primeros análisis tecnotipológicos para la región litoral atlántica uruguaya (Baeza et al. 1973, 1974; Bosch et al. 1974). Posteriormente, con base en análisis de colecciones, se describen materiales arqueológicos correspondientes a las diferentes etapas del poblamiento americano (puntas colas de pescado y otros tipos de puntas de proyectil, rompecabezas, cerámica simple, cerámica tupiguaraní, etc.) (ver Hilbert 1991).
Las investigaciones profesionales, iniciadas en la década de 1990, se centraron en la especificidad y potencialidad económica y logística de la costa para las poblaciones prehistóricas de la zona (López Mazz 1994, 1995; López Mazz e Iriarte 1995, 2000). Inspirado en modelos de movilidad residencial para cazadores colectores (sensu Binford 1980) y en el registro arqueológico (intra- e intersitio), se ha propuesto la existencia de sitios de diferente funcionalidad: sitios logísticos asociados a puntas rocosas y cursos de agua, sitios de caza y recolección de moluscos esparcidos en los arcos de playa, y sitios cantera de materias primas líticas (López Mazz 1995; López Mazz e Iriarte 2000; López Mazz et al. 2003-2004, 2011; Gascue et al. 2009). Los trabajos realizados en Cabo Polonio y Cerro Verde (López Mazz 1994, 1995; López Mazz et al. 2009a, 2009b) definieron un estrato guía útil para la identificación de una secuencia arqueológica costera con dos ocupaciones humanas, fechadas en 700 AP y entre 4500 y 4100 años AP (López Mazz et al. 2009b). Además, estos depósitos contienen restos de actividad humana vinculada a la caza de mamíferos marinos (Otaria flavescens; león marino y Arctocephalus australis; lobo marino), pesca (Pogomias cromis; corvina negra y Carcharhinus leucas; tiburón sarda) y aprovechamiento de animales varados en la costa (Turciops truncatus; tonina y Eubalaena australis; ballena franca) (López Mazz y Gascue 2007). Los análisis de materiales faunísticos, florísticos, líticos y cerámicos muestran un estrecho vínculo entre los sitios costeros y las estructuras monticulares (cerritos) de las tierras bajas a partir del Holoceno medio. Estos estudios (López Mazz 1994, 1995; López Mazz e Iriarte 1995, 2000; López Mazz y Gascue 2007; Inda et al. 2011) han brindado la base empírica que confirmó las hipótesis de Arredondo (1951) acerca del desarrollo histórico y cultural común y de la movilidad estacional de estos grupos. Investigaciones posteriores en el sitio Rincón de los Indios (cuenca de la Laguna Negra) han permitido a su vez vincular a las poblaciones del Holoceno inicial (Arcaico) a estos ambientes actualmente costeros, a partir de estudios petrográficos que evidencian la explotación y traslado de recursos líticos desde las penínsulas de Santa Teresa y Cerro Verde (Gascue et al. 2009; López Mazz et al. 2011).

METODOLOGÍA

A partir del análisis de todos los antecedentes relevados y atendiendo a los objetivos planteados, se implementó un diseño de prospección superficial y subsuperficial, mediante el cual se pretendió acceder a una determinada muestra de evidencias naturales y/o culturales de interés arqueológico, dentro de un campo de análisis hasta ahora poco caracterizado (PNST e inmediaciones). La totalidad de los puntos de interés arqueológico identificados fueron georreferenciados con GPS diferencial, y los datos obtenidos fueron procesados con sistemas de información geográfica y espacializados en las cartas topográficas digitales del Servicio de Información Geográfico del Ejército. Las tareas de excavación involucraron el decapage en las interfaces de los estratos, pero debido a que algunos presentaban gran potencia, hacia su interior se excavó por niveles artificiales variables entre 2 y 10 cm respetando la pendiente de las capas. Todos los materiales arqueológicos mayores a 2 cm fueron destapados, mantenidos in situ asignándoles un código alfanumérico para, una vez finalizado el nivel, ser registrados tridimensionalmente con estación total, fotografiados y embolsados individualmente.
Los sedimentos extraídos durante las operaciones anteriormente mencionadas fueron procesados en zarandas de 0,5 cm, y los materiales arqueológicos recuperados se embalaron por cuadrícula (1 × 1 m). Con el objetivo de optimizar la recuperación de carbón cultural y de restos zooarqueológicos, debido a los problemas de conservación de restos orgánicos que suponen los contextos estratigráficos arenosos, los sedimentos de la columna correspondiente a una cuadrícula en ambas excavaciones fueron procesados con zaranda de agua de 0,2 cm. El análisis lítico buscó colaborar con la interpretación funcional de los sitios y reconocer aspectos de la movilidad de estos grupos humanos, al considerar también la información referente a las materias primas y la distribución de las fuentes de recursos anteriormente presentada. (Gascue et al. 2011), reconocer aspectos de la movilidad de estos grupos humanos. Para este fin se usaron las normas descriptivas propuestas por Orquera y Piana (1987) y las categorías analíticas escogidas priorizaron el relevamiento de atributos tecnomorfológicos tendientes al reconocimiento de grupos tipológicos.
Desde el punto de vista de la gestión patrimonial, el mapeo y catalogación de los sitios identificados, así como el conocimiento generado constituyen información fundamental para su tutela y conservación, y para la proyectada generación de recursos económicos a escala local a partir de estos bienes culturales. Con este cometido, se implementaron las primeras etapas de la Planificación para la Conservación de Áreas (PCA) descritas por The Nature Conservancy (2003) que, en este caso, implicaron identificar los elementos culturales prioritarios, así como los efectos y causas de deterioro, asignándoles un valor jerárquico. Todas las actuaciones aquí descritas contribuyeron significativamente para la realización de una valoración patrimonial primaria de los bienes culturales catalogados. Según González Méndez (1999), los criterios manejados para llevar a cabo la valoración o evaluación patrimonial son: documentación, potencial informativo, fragilidad, estado de conservación, vulnerabilidad, complementariedad, excepcionalidad, reconocimiento social y figuras de protección.

RESULTADOS

Prospección y catalogación
Mediante las actividades de prospección se identificaron y georreferenciaron 24 puntos que presentan material arqueológico prehistórico (Figura 1). Si bien todos pueden ser catalogados como sitios (ya que en ellos se encuentran restos de actividad humana prehistórica), de estos 24, siete fueron catalogados como hallazgos superficiales discretos (Ruta Vieja 1-4 y Mocita-Cerro Verde 1-3), dada la baja concentración de restos arqueológicos. Por otra parte, se relevaron diversas fuentes de recursos minerales en las penínsulas y cerros del parque y en tres sitios históricos. Respecto de las unidades del paisaje, 12 sitios se vinculan a la línea de costa (La Moza, Mocita, Barco, Barco Alto 1, Cornalito, Playa Grande 1 y 2, Cerro Rivero Achiras y Mocita-Cº Verde 1 a 3); cinco, a la microcuenca de la Laguna de Peña (Laguna de Peña 1 a 4 y Barco Alto 2); y siete sitios, a la zona alta (Antena, Cuartelillo, Cerro Árido y Ruta Vieja 1 a 4) (Figura 1).

Valoración patrimonial
"Las áreas o zonas culturales de conservación ofrecen el contexto más amplio dentro del cual se pueden conservar las otras categorías de recursos culturales tangibles, tales como los sitios" (The Nature Conservancy 2003: 15). En este caso, dada la dificultad de trazar una estrategia de conservación del patrimonio arqueológico a escala de área o zona que sea compatible con el uso y desarrollo turístico actual del PNST, los elementos culturales prioritarios de conservación definidos son sitios. Dentro del universo identificado (Figura 1) se priorizaron -teniendo en cuenta los objetivos del proyecto- los prehispánicos que se localizan dentro de los límites del PNST, y entre estos se seleccionaron los de mayor potencial, tanto para la generación de conocimiento científico como para su rentabilización como recurso turístico-cultural. El análisis de deterioro de estos elementos considerados prioritarios muestra que todos están impactados negativa e irreversiblemente en su integridad por el acondicionamiento y/o desarrollo turístico del PNST (Tabla 1). No obstante ello, establecer líneas de base e identificar los procesos causales de deterioro se constituye en un insumo fundamental para diseñar estrategias de manejo tendientes a salvaguardar las porciones de estos sitios arqueológicos que actualmente ostentan potencial científico y socioeconómico. Al abarcar la totalidad de entidades patrimoniales catalogadas en términos de los criterios valorativos de González Méndez (1999) se destaca que las únicas entidades arqueológicas prehispánicas previamente documentadas son las fuentes de recursos minerales aptas para la fabricación de instrumentos líticos, localizadas en Punta La Moza (Gascue et al. 2009; López Mazz et al. 2011); el potencial informativo de los sitios catalogados presenta estrecha relación con la identificación de contextos primarios, la densidad artefactual evidenciada y su estado de conservación (en este sentido, los que presentan mayor potencial para la generación de conocimiento prehistórico son La Moza y Antena); los más frágiles y vulnerables son los que se vinculan a la línea de costa, por las características ambientales (sustrato arenoso y procesos eólicos) y por el impacto de la intensa actividad turística en esta unidad paisajística. Finalmente, al considerar el reconocimiento social, complementariedad y figura de protección, los sitios destacados son la Fortaleza y el Pueblo de Santa Teresa (si bien el pueblo no tiene figura de protección legal y sí la tiene la Fortaleza, ya que ha sido declarada "Monumento Histórico"1 por la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación, ambas entidades son contemporáneas y parte del mismo proceso de apropiación del territorio); por otra
parte, el imaginario colectivo identitario Nacional de "Pueblo trasplantado" (sensu Ribeiro 1985) generó que los testimonios materiales legados por los imperios colonialistas fueran privilegiados a nivel social, por encima de los testimonios de nuestro pasado prehistórico (ver Taks 2006).

Tabla 1. Análisis de deterioro de sitios arqueológicos prehistóricos prioritarios de conservación del PNST. *Muy Severo: profundas alteraciones en sus características espaciales, materiales y estratigráficas que alcanzan a la mayor parte del sitio; Severo: muchas alteraciones en sus características espaciales, materiales, y/o estratigráficas que no afectan al sitio en toda su extensión; Moderado: tiene muy pocas alteraciones (o restringidas a porciones acotadas del sitio) en sus características espaciales, materiales, estructurales y morfológicas; Bajo: tiene escasas y muy puntuales alteraciones en sus características espaciales y materiales.

Excavación arqueológica del sitio La Moza
La potencialidad informativa diagnosticada para este sitio motivó el emplazamiento de una excavación de 4 × 3 m. Una vez alcanzados los niveles arqueológicamente estériles, se llegó a una profundidad de 1,08 m (11 niveles artificiales), lo que permitió reconocer una estratigrafía compuesta por tres unidades, que se describen en la Figura 2. De la unidad estratigráfica (UE) I proviene la totalidad de los hallazgos, caracterizados como artefactos líticos (lascas, núcleos, instrumentos tallados y confeccionados por picado y abrasión), escasos restos históricos, material malacológico, restos vegetales (carbón cultural y cocos de palmera fragmentados; posiblemente Butiá capitata) y escasos restos arqueofaunísticos (Tabla 2). La UE II presenta similitudes texturales respecto de la anterior (Figura 2) pero de coloración distinta, por poseer menor contenido de materia orgánica. Este hecho permite colocar a ambos estratos dentro del mismo evento de depositación eólica; estas diferencias señaladas responden a procesos posdepositacionales vinculados a la edafización del depósito (que no habría alcanzado a la porción inferior del estrato). Finalmente, la UE III corresponde a un depósito arcilloso, arqueológicamente estéril, adscribible a las lodolitas de Fm. Dolores (Bossi et al. 1998). Con la totalidad de los materiales registrados tridimensionalmente en planta se realizó un modelo de distribución de los restos que al ser contrastado con el levantamiento estratigráfico, permite apreciar claramente que todos los artefactos provienen de la UE I (Figura 2).


Figura 2
. La Moza Excavación I; Secuencia estratigráfica pared Este con distribución artefactual.

Tabla 2. Sitio La Moza Excavación I; Cuantificación de material lítico, histórico y vegetal recuperado por nivel.

La Tabla 2 expone los datos de cuantificación de los distintos materiales culturales recuperados por nivel. También se recuperaron tres fragmentos de dientes (esmalte) de Pogomias cromis (corvina negra) provenientes del nivel 5 (n = 1) y 6 (n = 2). La muestra arqueofaunística se completa con escasos restos de caparazones de gasterópodos (ocho fragmentados y dos enteros) provenientes de los niveles 1, 2 y 4, que han sido identificados taxonómicamente como Stramonita haemastoma (A. Carranza, comunicación personal 2013). Esta especie comestible está presente actualmente en Santa Teresa con poblaciones reproductivas desde el submareal somero hasta los bancos de Mytilus edulis de profundidad (Scarabino et al. 2006). El hecho de que solamente se recuperaran restos faunísticos que presentan gran potencial de preservación pone de manifiesto que el sustrato arenoso compromete enormemente la conservación derestos orgánicos (ver López Mazz et al. 2009b) así como la dificultad de realizar estudios paleodietarios en los mencionados contextos. Uno de los restos de coquito de palmera, correspondiente al nivel 7 fue datado por AMS en 2460 ± 30 años AP, (Beta-324152; 13C/12C Ratio = -23,2 o/oo) que, calibrado con 2 sigma, coloca al componente prehistórico del sitio (dada la acotada distribución en la vertical de los materiales líticos y la velocidad de depositación de los estratos eólicos) en un rango de 2720-2460 años cal AP. De esta intervención se analizó una muestra lítica correspondiente a la totalidad de los instrumentos, núcleos y restos registrados tridimensionalmente, así como de los desechos de talla recuperados en zaranda en la columna correspondiente al sector C1. De esta forma se analizaron 78 núcleos, 68 instrumentos tallados, 23 instrumentos confeccionados por picado y/o pulido y 1111 lascas desechadas. Las materias primas utilizadas para la confección de instrumentos tallados en el sitio La Moza concuerdan, en rasgos generales, con lo observado en la muestra superficial recuperada en otros sitios del Parque. Los valores de lascas desechadas, núcleos e instrumentos tallados señalan que el recurso mayormente utilizado fue el cuarzo (68,9%) seguido por el microgranito (11,8%), granito (7,7%), cuarcita (4,9%), riolita (3,6%) y micropegmatita (1,8%). En muy bajas proporciones fueron utilizados el basalto (0,3%), la caliza silicificada, la calcedonia y la pegmatita (0,2%), y otras con alto contenido de minerales metálicos (0,1%). Las características de las lascas, como los tipos de núcleo (mayoría amorfos y globulosos, sensu Orquera y Piana 1987) representados en la muestra, son concordantes con estrategias de debitage expeditivas. Estos datos, combinados con los obtenidos acerca de la geología local y regional (Gascue et al. 2009) sugieren que en su conjunto las materias primas utilizadas en el sitio corresponden a las disponibles en la geología local (hasta 7 km de distancia) y regional (hasta 30 km). La presencia de lascas iniciales y de descortezamiento para los subsistemas predominantes en la muestra (excepto cuarcita), junto con la información recabada en cuanto a la forma de presentación en bruto y a la oferta local y regional de recursos líticos, indica que estas materias primas arribaron al sitio predominantemente en bruto y, en el menor de los casos, escasamente procesadas. A partir del análisis de los remanentes corticales y de positivos y negativos de lascado, puede concluirse que los soportes utilizados para la fabricación de instrumentos fueron mayoritariamente lascas (internas, de descortezamiento y, en el caso del cuarzo traslúcido, se utilizaron también lascas iniciales). En menor medida se aprovecharon núcleos (cuarzo y basalto), y para el granito se aprecia también que en algunos casos se partió de clastos angulosos. La morfología de los filos indica que en el 69,1% de los casos los soportes fueron retocados, y en el restante 30,9% se presentan esquirlados. A partir de la localización de retoques sobre borde, su forma concreta, la profundidad y extensión del retoque, la identificación de esquirlamientos y la identificación de accidentes de talla, los instrumentos tallados fueron clasificados como posibles instrumentos (los que presentan únicamente filos modificados por esquirlamientos; 30,9%), raspadores (29,4%), raederas (26,5%), lascas con retoque sumario (4,4%), muescas (4,4%) y rechazos por accidentes de talla (fractura) durante su formatización (2,9%).
Los artefactos con marcas de picado corresponden a 14 percutores (7 completos y 7 fragmentados) 3 yunques y 3 esferoides (uno completo y dos fragmentados). Los primeros corresponden a cantos rodados de microgranito, cuarzo, cuarcita y granito, mientras que la totalidad de yunques y esferoides son de microgranito. Finalmente, los instrumentos confeccionados por técnicas de picado y pulido corresponden a una boleadora, una boleadora reciclada como mano de molino y un fragmento de molino, cuyas materias primas provienen del entorno local inmediato
(granito y microgranito). La boleadora fue clasificada dentro del tipo Bc2 (González 1953), y se trata de una pieza completa en la cual, desde el punto de vista tecnológico, se aprecia que, si bien la superficie fue alisada, conserva evidencias de etapas de formatización anteriores por picado (particularmente en el surco). La boleadora reciclada se caracteriza como un esferoide pulido en granito que presenta surco polar confeccionado por picado. Este presenta dos caras planas pulidas, en las que el surco es aproximadamente la mitad de profundo que en el resto; esto indica que el alisado de dicha cara es posterior a la confección del surco. Se recuperó también una lasca en microgranito, la cual presenta en su cara dorsal una superficie cóncava formatizada por pulido, en la que se observan con luz rasante trazas lineales paralelas y un negativo de lascado en su parte proximal. Estas características permitieron identificar a este artefacto como una lasca de reactivación de molino, correspondiente a la etapa de rebaje del entorno de la oquedad (sensu Babot 2004).

Excavación arqueológica del sitio Antena
El área excavada en el sitio Antena fue de 3 × 2 m, y ejecutada mediante la profundización de nueve niveles. Se alcanzó una profundidad de 0,76 m, lo que permitió reconocer una estratigrafía compuesta por cuatro unidades estratigráficas de depositación natural (UE I a IV) y una estructura sedimentaria correspondiente a un pozo antrópico realizado en tiempos históricos (UE V; Figura 3).


Figura 3
. Antena Excavación I; Secuencia estratigráfica pared Este con distribución artefactual.

En la UE I (nivel 1) se recuperaron 73 restos históricos (fragmentos de metales, ladrillo, vidrio, loza y óseo) y, en escasa proporción, lítico de factura prehistórica (12 lascas y un núcleo). De la UE II (niveles 2 y 3) provienen la mayoría de los restos históricos (n = 206), correspondientes a fragmentos de metales, ladrillo, vidrio, loza, gres y óseo, así como tres lascas. En la UE III (niveles 4 a 8) se recuperaron exclusivamente restos prehistóricos (159 lascas, 10 núcleos y un percutor) (Tabla 3). La UE IV -arqueológicamente estéril- corresponde a la última unidad de depositación natural registrada, y sus características texturales permiten vincularla con la Fm. Dolores (Bossi et al. 1998). En la UE V, concordante con los procesos de alteración culturales en tiempos históricos descritos, se recuperaron materiales históricos y prehistóricos mezclados (Figura 3). Al contrastar el perfil estratigráfico de la excavación del sitio Antena con el modelo tridimensional de distribución artefactual construido a partir de los datos registrados con la estación total, se infiere una ocupación inicial prehistórica del yacimiento asociada con la UE III y un segundo momento de ocupación en tiempos históricos (pos 1950 AD), vinculada con la UE I y el tope de UE II (Figura 3). La ausencia de muestras orgánicas en la UE III imposibilitó fechar la ocupación prehistórica del sitio Antena. Se analizó una muestra lítica que incluyó la totalidad de lascas, instrumentos y núcleos registrados tridimensionalmente (68 lascas desechadas, 11 núcleos y un instrumento con marcas de picado). En este sitio existe menos diversidad de materias primas y el cuarzo presenta mayor abundancia relativa (92,4%), seguido por la cuarcita y la micropegmatita (2,5%), y finalmente el granito y la riolita (1,3%). La identificación sobre la forma de presentación en bruto de los recursos sobre los restos que presentan remanentes corticales muestra que el 62,5% es producto del aprovechamiento de filones, y el restante 37,5%, cantos rodados. Estos resultados sugieren que, en su conjunto, las materias primas mayormente utilizadas en el sitio corresponden a las disponibles en la geología local, ya que han sido localizados potentes filones de cuarzo traslúcido con evidencias de explotación en la zona del Cuartelillo, a 300 m de donde se emplazó la excavación. La muestra se completa con recursos presentes a nivel local y regional. Los tipos de núcleo representados en la muestra (amorfos, globulosos y bipolares) junto con las características de las lascas (43,6% producto de talla bipolar) son concordantes con estrategias de debitage expeditivas seguramente relacionadas con las propiedades de fractura (en el caso del cuarzo) y con la gran abundancia y disponibilidad de materias primas a nivel local.

Tabla 3. Sitio Antena Excavación I; Cuantificación de material lítico e histórico recuperado por nivel. * materiales de UE V (pozo).

El único instrumento recuperado (fragmentado) corresponde a una lasca inicial de canto rodado de cuarzo, la cual presenta marcas de picado grueso en el dorsal, vinculadas a la porción polar de dicho rodado. Estas características permiten identificar a esta pieza como un fragmento de percutor unipolar, dañado durante el proceso de debitage de lascas soporte.

DISCUSIÓN DE RESULTADOS Y CONSIDERACIONES FINALES

Los trabajos de prospección y catalogación arqueológica realizados han permitido caracterizar al área del PNST, que no había sido objeto de prospecciones intensivas hasta la fecha. En este sentido, es de destacar que la mayor cantidad de evidencia se concentra en la línea de costa. No obstante, la detección de yacimientos en el área de la Laguna de Peña y en la Cuchilla de la Angostura (interfase entre la Laguna Negra y costa atlántica) representa importantes avances para el conocimiento de la prehistoria regional, ya que permitirá explorar, a nivel material, la relación de las ocupaciones humanas entre los mencionados ambientes. Entre los resultados más destacables brindados por las excavaciones podemos mencionar la datación del sitio La Moza, con asociación a información estratigráfica y tecnológica vinculada a un episodio significativo de cambio ambiental, la última ingresión marina del Holoceno hace ca. 2500 años AP, denominada "Punta de los Loberos" (Antón y Goso 1974; del Puerto et al. 2011). Ambos sitios intervenidos muestran dos momentos de ocupación: por su parte, en la península La Moza se registró un asentamiento prehistórico de 2500 años de antigüedad, y evidencias de posterior presencia humana más efímera durante la primera mitad del siglo XX. Por otra parte, en la Cuchilla de la Angostura (sitio Antena) se identificó una ocupación prehistórica sin fechar y otra histórica durante la segunda mitad del siglo XX.
El conjunto de la información tecnológica obtenida en La Moza -como el desarrollo de actividades de fabricación de instrumentos (inferidas principalmente a partir de la presencia de percutores dañados y la abundancia de desechos de debitage, correspondientes a distintas etapas de formatización) y descarte de estos in situ, predominio de instrumentos "de fortuna" (sensu Prous 2004) poco elaborados sobre materias primas locales, escasez de instrumentos elaborados con materias primas regionales, presencia de útiles pesados no transportables (yunques y molinos), junto con la alta productividad del medio Costero- permite caracterizar al sitio como un campamento base ocupado por grupos de baja movilidad residencial. Por otra parte, los yacimientos de Cuchilla de la Angostura, como el sitio Antena, muestran evidencias de actividades de producción de instrumentos tallados vinculadas a la disponibilidad de fuentes de recursos minerales en su entorno inmediato (Gascue et al. 2011), y se interpretan como talleres con base en la presencia de lascas, núcleos y percutores, y la ausencia de elementos formatizados. Por último, los sitios de la Cuenca Laguna de Peña, dada la presencia de cerámica y las bajas densidades artefactuales registradas, son interpretados como campamentos ocasionales posiblemente asociados a momentos de inclemencia del tiempo (tormentas).
Finalmente, desde el punto de vista de la gestión patrimonial, se cumplieron las primeras etapas de la cadena valorativa propuestas por Criado (1996) de acuerdo con la cual la localización y catalogación de los sitios es información fundamental para su seguimiento y tutela. Estas actuaciones contribuyeron significativamente para la realización de un diagnóstico de deterioro y una valoración patrimonial primaria de los bienes culturales catalogados. En este sentido, es de destacar que la totalidad de los sitios identificados se encuentran en mayor o menor medida impactados por agentes antrópicos (turismo, infraestructura relacionada, forestación, expolio, etc.). La información generada contribuirá a detener estos procesos de deterioro, en tanto sea integrada a los planes de manejo que se pretenden implementar a futuro en conjunto con las autoridades del PNST. Las tareas de excavación y análisis artefactuales han posibilitado significar culturalmente al patrimonio prehistórico. Esta información será incorporada a la narrativa a partir de la cual se estructurarán las estrategias de sociabilización del conocimiento (generación de circuitos turísticoarqueológicos, colocación de cartelería temática a la intemperie y reformulación del museo que actualmente existe en el PNST). Todas estas acciones permitirán revalorizar como recurso al patrimonio prehistórico del parque, al generar una alternativa que posibilitará la rentabilización sociocultural (turística-económica) de estos elementos a partir de su plena introducción como bienes de mercado.

Agradecimientos

Al Comando General del Ejército, Servicio de Parques del Ejército, Cnel. Rubén Rodríguez (Dir. del Parque Nacional Santa Teresa) y a Silvana Gómez (Dir. de la Escuela Rural Nº 70) por el apoyo institucional. Al Dr. Alvar Carranza por la identificación malacológica. A los revisores que con sus aportes contribuyeron a mejorar este artículo sustancialmente. El proyecto Gestión Integral del Patrimonio Cultural Prehistórico del Parque Nacional Santa Teresa fue desarrollado con el subsidio de la Comisión Sectorial de Investigación Científica (UdelaR).

NOTAS

1 Única figura de protección prevista por la normativa actual Ley 14.040 de 1971, también denominada "Ley de Patrimonio" y Decreto Reglamentario 536/1972

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