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Revista latinoamericana de filosofía

versión On-line ISSN 1852-7353

Rev. latinoam. filos. v.35 n.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires nov. 2009

 

COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS

Wilfried Kühn, Quel savoir après le scepticisme? Plotin et ses prédécesseurs sur la connaissance de soi, Paris, Vrin, 2009, 471 pp.

La teoría del intelecto, sin duda uno de los puntos centrales del sistema metafísico de Plotino, es también el pilar fundamental para el establecimiento de una novedosa concepción del saber. Quel savoir après le scepticisme? es la pregunta que oficia de punto de partida y que, a lo largo de estas páginas, guía la reflexión de Kühn sobre la epistemología plotiniana.
A diferencia de la visión más corriente que considera a Plotino sobre todo como un metafísico, el autor nos propone un análisis de la teoría plotiniana del saber considerada a la luz de toda una tradición epistemológica que se remonta a Parménides, y que tiene entre sus representantes más eximios a Platón, Aristóteles y los estoicos, y entre sus adversarios más temibles, a Protágoras y especialmente a los escépticos. En efecto, en este extenso y prolijo libro Kühn no sólo nos presenta la propia concepción de Plotino sino que además se ocupa de contextualizarla para mostrar, de este modo, cómo su doctrina del intelecto puede ser vista como un intento de escapar a la crítica escéptica que ha puesto en jaque los desarrollos epistemológicos precedentes. Esto, según el autor, explica la gran innovación plotiniana, que consiste fundamentalmente en la identificación del saber objetivo con el conocimiento de sí y, por lo tanto, en la reducción de todo saber a un tipo de conocimiento autorreferencial.
Para el análisis de la epistemología de Plotino, Kühn toma como hilo conductor el capítulo 5 del tratado V 3 [49], si bien a lo largo de la obra también hace referencia a otros pasajes de las Enéadas. Puesto que dicho capítulo puede dividirse en tres secciones, esa tripartición se refleja en la parte central del libro, que se presenta articulada en tres partes. A su vez, la cuarta parte está dedicada a desarrollar las concepciones sobre el conocimiento de sí que establecieron algunos predecesores de Plotino -Aristóteles, Alejandro de Afrodisia, y los estoicos y académicos- que, a diferencia de él, no identificaron el conocimiento objetivo con el conocimiento de sí, razón por la cual el autor considera fructífero interrogarse acerca del vínculo que establecieron entre uno y otro.
En la introducción, Kühn pone en claro qué entiende por "epistemología plotiniana" y establece el método interpretativo a utilizar, que consiste principalmente en evaluar la racionalidad de la argumentación plotiniana a la vez que sus límites, sin intentar hallar una sistematicidad absoluta en el pensamiento del filósofo. Asimismo, el autor se ocupa de examinar la crítica escéptica realizada por Sexto Empírico a la noción de conocimiento de sí, atendiendo a que Plotino parece aludir indirectamente a ella en el texto que será analizado en los capítulos subsiguientes.
La primera parte del libro se ocupa del análisis de la primera sección del capítulo 5 (V3 [49], 5, 1- 17). Luego de ubicar este capítulo en el contexto general del tratado, Kühn analiza estas líneas como un intento de explicar el conocimiento de sí a partir de una división en partes del intelecto, es decir, del sujeto de conocimiento, para que pueda ser a la vez su propio objeto.
Dicha tesis es propuesta por Sexto Empírico para resolver el problema de la aparente imposibilidad del conocimiento de sí a partir de la idea aristotélica según la cual el saber es una relación entre un sujeto y un objeto y, por lo tanto, entre entidades diferentes. Plotino, por su parte, se opondrá a esta concepción sosteniendo la identidad de sujeto y objeto en el conocimiento de sí. A propósito de esta noción fundamental el autor discute la identificación que Plotino realiza entre el intelecto -que es donde propiamente se da el auto-conocimiento en tanto éste se conoce como conociendo- y la intelección, identificación primordial por la cual el intelecto se constituye pero que parecería producirse por una vía discursiva ("yo soy la intelección") y, por lo tanto, contradecir aquellos pasajes en los que Plotino considera a la intelección como una intuición.
En la segunda parte del libro, dedicada a la indagación de la segunda sección del capítulo 5 (V3 [49], 5, 17-31), el eje de la discusión se desplaza del conocimiento de sí hacia el conocimiento objetivo para justificar la pretensión del pensamiento intelectivo de ser verdadero mediante la identificación entre el acto de conocimiento y su objeto, es decir, los seres. Plotino, al negar la separación entre sujeto y objeto, se opone a una premisa común tanto a los escépticos como a los dogmáticos. Ante la aparente paradoja que implica una identificación tal, Kühn se propone investigar la racionalidad de la epistemología plotiniana comparando diferentes versiones y justificaciones de la tesis en cuestión. Por una parte, pone en evidencia que ella reposa sobre una noción de verdad de cuño platónico según la cual ser verdadero significa ser auténtico, y que se distingue, por lo tanto, de la concepción aristotélica de la verdad que se da en el pensamiento y en el enunciado. Por otra parte, apoyándose en argumentos desarrollados en los dos primeros capítulos del tratado V 5 [32], el autor señala que esta nueva concepción del conocimiento podría satisfacer el criterio escéptico de la claridad: si el intelecto es claro para sí mismo y el objeto se identifica con el intelecto, el objeto, es decir el ser, es claro para el intelecto.
La tercera parte del libro analiza la última parte del capítulo 5 (V3 [49], 5, 31-48), en la que Plotino identifica el conocimiento objetivo con el conocimiento de sí mediante la identificación entre intelecto, intelección y objeto inteligible. Según Kühn, dicha identificación se basa en la utilización plotiniana de la idea aristotélica según la cual el conocimiento es la realización (enérgeia) tanto del intelecto como de su objeto y, en este segundo sentido (siguiendo al Sofista de Platón), la actividad inteligente que tiene por sujeto la forma inteligible. Por lo tanto, el sujeto de la actividad inteligente se conoce, por un lado, como intelecto cognoscente, pero también como forma inteligible. La identificación de estos dos aspectos es problemática a los ojos del autor puesto que responden a dos concepciones no sintetizables: la del intelecto divino según Aristóteles y la desarrollada por Platón en el Sofista. Kühn también llama agudamente la atención sobre la ausencia a lo largo de las Enéadas de la pregunta qué es el conocimiento, lo cual explicaría la equivocidad del verbo "conocer" que es utilizado por Plotino también en el sentido de una actividad no intencional sino puramente inmanente, como la de la vida. Esta ausencia, según el autor, sería la fuente de las dificultades en la tentativa plotiniana de fundar una epistemología sobre un conocimiento de sí que sea al mismo tiempo conocimiento de los objetos inteligibles.
La parte final del trabajo está dedicada a la concepción sobre conocimiento de sí desarrollada por algunos predecesores de Plotino. Respecto de Aristóteles, Kühn se ocupa, en primer lugar, del autoconocimiento divino (Met. XII 9, 1047b 15-35), que, según su posición, no conoce otra cosa más que su propio conocimiento, y, en segundo lugar, del auto-conocimiento en el hombre, que se da sólo en la medida en que conoce otra cosa. El autor distingue diferentes versiones de esta concepción entre las cuales una significa que el hombre se conoce como conocedor de otros objetos y, en este sentido, afirma que se podría ver aquí una alternativa a la identificación plotiniana del conocimiento autorreferencial y objetivo. Por su parte, la concepción de Alejandro de Afrodisia asigna al conocimiento objetivo el papel principal: en el caso del hombre, este conocimiento implica el conocimiento de sí pero sólo en el caso del filósofo, quien lograría el conocimiento de sí como fruto del conocimiento de un objeto cualquiera. En el caso del auto-conocimiento divino, su concepción se apoya sobre la idea que este objeto inteligible perfecto que es dios requiere ser conocido por ese intelecto perfecto que es dios mismo. Por último, los estoicos desarrollaron una concepción del conocimiento basada en la noción de representación (phantasía). Si, como Kühn se pregunta, la representación se indica a sí misma como representación e indica el objeto que la causa como siendo su causa, entonces podría pensarse que estamos en presencia de una noción de representación que articula la correlación entre conocimiento de sí y conocimiento objetivo.
El libro se cierra con unas breves conclusiones en las que se retoman los problemas centrales respecto del conocimiento y se los pone en una perspectiva histórica.
Finalmente se incluye una lista de la bibliografía citada a lo largo del trabajo e índices de nombres propios y de los textos citados tanto de las Enéadas cuanto de obras de otros autores a los que se hizo referencia.
Como puede observarse a través de este rápido recorrido por los puntos centrales que aborda esta investigación, Kühn no sólo nos ofrece un análisis exhaustivo del pensamiento epistemológico plotiniano y su vinculación con la tradición filosófica en la cual está inserto, sino que se compromete con un procedimiento interpretativo en general ausente en la exégesis de la obra plotiniana: evaluar los argumentos ofrecidos determinando bajo qué supuestos y hasta qué punto son conclusivos, en qué medida representan un avance respecto de los desarrollos previos y cuáles son sus límites. Cabe destacar que esta labor está sustentada en una minuciosa reconstrucción analítica de los contenidos argumentativos presentes en los textos seleccionados, tanto en el caso de Plotino como en el de sus predecesores, lo cual garantiza la pertinencia de dicha evaluación. Por otra parte, al no comprometerse con la hipótesis de la sistematicidad, Kühn se preocupa especialmente por detectar los diferentes intereses teóricos que subyacen a las distintas aproximaciones plotinianas a un mismo tema y que están vinculados a los debates que Plotino mantiene con diversas tradiciones filosóficas. Para quienes sí buscamos y pretendemos hallar una suerte de sistema en el pensamiento de Plotino, estas reflexiones sin duda constituyen un desafío digno de ser enfrentado.

Gabriela Müller

Universidad de Buenos Aires- Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

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